El temporal de frío, nieve y lluvias intensas que ha afectado a una gran parte de la Península Ibérica tuvo nombre propio: Filomena. En esta entrada queremos hablaros de esta borrasca que ha acaparado completamente la atención de todo el mundo: desde sus orígenes, el por qué de su nombre, las causas físicas de los fenómenos meteorológicos asociados hasta su disipación y si la predicción meteorológica ha sido capaz de reproducir los efectos que ha dejado a su paso.
¿Por qué «Filomena»?
A las borrascas con alta probabilidad de impacto en forma de fuertes vientos, se les pone nombre por parte de los Servicios Meteorológicos Nacionales para facilitar la comunicación de los posible impactos que afecten a amplias áreas del territorio del que son responsables. Esto se ve reflejado en forma de avisos meteorológicos. Para que una borrasca pueda ser nombrada, es necesario que la predicción meteorológica sea tal que se deban emitir avisos de tipo naranja o rojo (importante o extremo, respectivamente, probabilidad entre 40-70 % de que ocurra) por rachas máximas de viento en amplias zonas del territorio. Esto no implica que otros fenómenos meteorológicos adversos (FMA de forma abreviada) puedan tener lugar, como fuertes precipitaciones o nevadas. Filomena forma parte de un ciclo anual de nombres de borrascas, consensuado entre diferentes organismos meteorológicos oficiales:
En este caso, Filomena es la sexta borrasca con gran impacto en el suroeste de Europa y el color violeta azulado indica que, efectivamente, se ha formado en el mes de enero. La próxima borrasca de gran impacto se llamará Gaetan.
Origen y evolución de Filomena
Los orígenes de esta potente borrasca radican en una interacción de masas de aire de muy distintas características: por una parte, una de características subtropicales, cálida y húmeda y por otra parte otra masa de aire polar de origen ártico, fría, aportando el contraste entre ambas más inestabilidad sobre la Península Ibérica y formación de nubes y precipitación.
Este choque de titanes se manifestó como una borrasca entrando por el estrecho desde Canarias, generando un temporal de viento fuerte y lluvias intensas en esa región, a la vez que una bolsa de aire muy frío a diferentes alturas permanecía sobre la Península desde días atrás.
A la vez que la borrasca iba avanzando hacia el noreste desde el sur de la Península, el aire frío que permanecía sobre la Península, en contraste con la inyección del aire cálido y húmedo provocó un desplome de la cota de nieve en el centro y noreste de la Península, generándose intensas nevadas en todas estas regiones y provocando muchos problemas: cortes de luz, agua, suspensión de medios de transportes, caídas de árboles por el peso de la nieve,… Sin embargo, la estampa que ha dejado en muchas localidades pasará a la historia: en Madrid capital se ha llegado a acumular entre 30 y 40 cm de nieve. En algunas zonas las acumulaciones se acercan al metro, debido a acumulación por transporte, ¡algo histórico en la ciudad!
Predicción de la borrasca
¿Se ha predicho bien el movimiento y los fenómenos asociados a Filomena? Esta pregunta quizá nos la hayamos hecho la mayoría de nosotros de una manera u otra. Lo cierto es que la atmósfera es un sistema caótico y su movimiento resulta difícil de predecir en según qué situaciones. Esto se debe a que los modelos meteorológicos tratan de resolver las ecuaciones de la dinámica y la física atmosférica de forma simplificada, lo que implica directamente decir que estos modelos no son perfectos y tienen que lidiar con todo tipo de fuentes de errores: numéricos, observacionales, computacionales,…que debemos tratar de entender. En nuestra entrada hablamos de los modelos meteorológicos y su funcionamiento.
En el caso de Filomena, las predicciones fueron consistentes. Desde el día 25 de diciembre los modelos meteorológicos ya empezaban a apuntar a una situación de nevadas generalizadas para la primera semana de enero, con ciertas variaciones en las predicciones consecutivas. A medida que se acercaba el inicio de la situación, la consistencia de los modelos fue de cada vez mayor, de manera que la predicción era suficientemente fiable como para asegurar que se iba a vivir un temporal histórico. A pesar del largo alcance de la predicción, la emisión de avisos meteorológicos con colores solo son útiles con 60 horas de antelación, según Protección Civil y meteoalerta.
¿Es Filomena consecuencia del cambio climático?
Cada vez se oye más en muchos medios y en las redes sociales que este tipo de eventos meteorológicos extremos son directamente consecuencia del cambio climático. En primer lugar, no debe confundirse la meteorología con el clima: en la primera, se estudia el tiempo en un plazo de tiempo relativamente corto (horas, días), mientras que en la segunda se estudia la tendencia de ciertos valores estadísticos asociados al tiempo (por ejemplo, la media mensual de temperatura) en un amplio período de tiempo (meses, años, décadas,…). Es decir, que una nevada intensa por sí sola no es consecuencia directa del cambio climático.
Sin embargo, la tendencia a que con los años se produzcan menos nevadas pero sean más intensas sí es una consecuencia del cambio climático. Este fenómeno, con los conocimientos que tenemos hoy en día, asegura que en el futuro es más plausible que vivamos eventos extremos (olas de calor, tormentas severas, temporales duros,…) . De hecho, todos los estudios indican que el calentamiento global producirá un aumento de la frecuencia de los fenómenos de carácter cálido, pero no excluye que siga habiendo fenómenos extremos fríos como este.
Referencias
- Borrascas con gran impacto. Temporada 2020-21
- Extreme Forecast Index (EFI), ECMWF
- Meteociel: observación y modelos de predicción meteorológica (en Francés)
Queremos agradecer profundamente los comentarios y sugerencias aportados por Romu Romero, catedrático de Física de la Tierra por la Universitat de les Illes Balears y Daniel Santos, responsable de sistemas de predicción y divulgador meteorológico para la elaboración de este artículo.