El mes pasado publicamos el primer artículo sobre tipos de nubes, donde os contábamos cuáles son los criterios para diferenciarlas y qué géneros se incluyen en el Atlas Internacional de Nubes, realizado por la Organización Meteorológica Mundial. Ahora profundizamos en el primer tipo: las nubes cirrus. ¡Sigue leyendo!
La palabra cirrus proviene del latín y significa rizo de cabello, mechón de pelo o penacho de ave, lo que nos indica que las nubes tipo cirrus tienen aspecto deshilachado, fibroso y con forma de filamentos blancos. Estas nubes se forman en las capas altas de la troposfera, entre unos 8 y 12 kilómetros, y están constituidas por pequeños cristales de hielo. Esto es debido a que la atmósfera a estas alturas se encuentra entre -40 y -60 grados centígrados y, cuando el vapor de agua satura, se convierte directamente en hielo, procedimiento que se conoce con el nombre de sublimación inversa. Lo que da este aspecto a las nubes tipo cirrus es la combinación de estos cristales de hielo y fuertes vientos.
Como ya comentamos en la entrada anterior sobre las nubes, en el Atlas Internacional de Nubes existen diez géneros para clasificarlas, pero en cada género encontramos diferentes especies y variedades para poder clasificar mejor las nubes.
En el género cirrus encontramos cuatro especies: Fibratus, Uncinus, Spissatus y Floccus. Las especies hacen referencia a la forma de la nube o a su estructura interna. Una nube del cielo clasificada en un género específico solo puede pertenecer a una especie concreta.
Por otra parte, también tenemos cuatro variedades: Intortus, Radiatus, Vertebratus y Duplicatus. Estas variedades hacen referencia a características especiales, tales como la disposición de elementos macroscópicos de las nubes o su transparencia. Una variedad puede ser común a varios géneros y una nube del cielo clasificada en un género específico puede poseer diferentes variedades a la vez.
Cuando los cirrus se presentan de forma aislada, significan buen tiempo. En cambio, si se presentan de manera ordenada y aumentando su densidad en el horizonte, son un presagio de cambio de tiempo debido al avance de frentes, como podemos ver en la Figura 2.
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