Las dos semanas de cumbre han pasado volando y, como era de esperar, los últimos días están siendo frenéticos. Si ayer publicábamos el último borrador de acuerdo presentado el miércoles, hoy ya manejamos otra nueva versión. Esta vez sí, sin tantos corchetes, un documento más cerrado sin tantas posibilidades de cambios. La pena es que se vislumbra una falta de ambición preocupante. O mucho cambia el panorama en las últimas horas o van a desaparecer del texto objetivos cuantificables en lo que respecta a la reducción de emisiones globales y hasta falta por ver qué se entiende por vinculante.
Queda muy bien decir que hay que limitar el aumento de la temperatura media global por debajo de los 2ºC, y que se ha de hacer lo posible para que no supere el 1.5ºC, pero ha de ir acompañado de números, euros, fechas y obligaciones. Queda muy bien decir que hay que ayudar a los necesitados pero de nada sirve si no se acompaña de cantidades y plazos.
Esperemos que el cansancio acumulado de estos días y la presión social y científica ayuden a que las últimas horas, llamadas en otros ámbitos las de la basura, sean esta vez las de la cordura.
Carlos Alonso