Este ingenioso sistema español te dirá a qué hora exacta (y cuánto) va a llover en tu calle

Las predicciones del tiempo han avanzado mucho, pero siguen sin ser tan precisas como desearíamos, porque la meteorología condiciona nuestra vida a diario y sólo tenemos una idea aproximada de lo que va a suceder. En la mayoría de los casos es suficiente, pero en ocasiones excepcionales disponer de mejor información puede ser cuestión de vida o muerte ante eventos inesperados de magnitud imprevisible, como la tromba de agua que el pasado mes de octubre arrasó la localidad mallorquina de Sant Llorenç y dejó 13 fallecidos.

Parte del equipo de la compañía Wireless DNA. (Foto: Wireless DNA)

Un proyecto que se desarrolla muy cerca de allí, en el ParcBit (Parque Balear de Innovación Tecnológica), podría evitar que una tragedia así volviera a suceder y aspira a revolucionar las predicciones meteorológicas en general, ofreciendo una exactitud sin precedentes.

La idea es de la compañía Wireless DNA, centrada en el desarrollo de sistemas para auditar y optimizar redes de telefonía móvil y en servicios para las smart cities o ciudades inteligentes. Tras adquirir Meteoclim, una empresa de base tecnológica especializada en meteorología, ha diversificado su negocio y parece haber dado con un innovador sistema de monitorización y predicción del tiempo que nada tiene que ver con lo que conocemos hasta ahora.

“Las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil se ven alteradas por las condiciones atmosféricas, así que analizando los datos de la red somos capaces de obtener la información necesaria para saber qué está pasando en tiempo real y qué va a suceder”, explica a Teknautas José Mañas, CEO de Wireless DNA. En realidad, el espacio radioeléctrico es complejo y puede verse influido por muchos factores, pero “podemos limpiar las señales, extraer los datos y convertirlos en información que se puede combinar con la tradicional de estaciones meteorológicas, radares y satélites, sirviendo de complemento”, explica.

El sistema identifica con precisión las precipitaciones y la humedad del aire. “Las ondas se ven afectadas por el medio que las rodea y específicamente por la cantidad de agua, cuando llueve su calidad empeora. Por poner un ejemplo extremo, sabemos que no se transmiten igual en un medio acuático que por el aire, así que ante la lluvia tienen un comportamiento diferente que se refleja en todas sus medidas, como la latencia, la potencia o las interferencias”, comenta el físico Carlos Alonso, director de Inteligencia y Medio Ambiente en Wireless DNA, “es decir, que llegan antes o después y de una manera o de otra”.

Para comprobar el estado de las señales, están los KPI (del inglés ‘key performance indicator’) o indicadores clave de rendimiento de la red de telefonía. La compañía mallorquina analiza estos datos mediante una plataforma propia llamada Entropy, y los transforma en información meteorológica precisa en tiempo real por medio de algoritmos. El producto final son mapas de observación y de previsión.

El sistema está implantado a modo de prueba en Ciudad de México, una gigantesca urbe donde el servicio meteorológico nacional sólo tiene instalados nueve pluviómetros. En cambio, la empresa española ha desplegado una red de 2.500 puntos virtuales que han demostrado una fiabilidad del 90% en relación con esas clásicas instalaciones que recogen la lluvia y, por lo tanto, indican la cantidad exacta de precipitaciones registradas en un lugar concreto.

Esos puntos virtuales son “el camino que hace la señal de telefonía” entre un emisor y un receptor. Por el momento, están utilizando las antenas de telefonía móvil y otras fuentes similares, pero el proyecto está entrando en una nueva fase que multiplicará los datos disponibles. Gracias a la financiación del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), la empresa ha obtenido un millón de euros para dar un paso más y poder utilizar también las señales de los teléfonos móviles.

El salto es extraordinario: en el caso de la Ciudad de México, los puntos virtuales se convertirán en millones. “Hay que dejar claro que en ningún caso usaremos información personal, sólo estamos midiendo la señal radioeléctrica”, aclaran. La calidad de cada una de las señales será menor, porque las ondas electromagnéticas que puede emitir un terminal tienen una potencia muy pequeña comparada con la de las antenas y, además, se ve obstaculizada por encontrarse en interiores o guardados en un bolsillo. Sin embargo, una vez que desarrollen un sistema adecuado para vencer estas dificultades y poder analizar los resultados, el flujo de datos será fabuloso, puesto que procederá de millones de señales.

¿Y qué precisión se puede obtener? “Con el sistema actual, el que hemos desplegado en esta primera fase, ya podríamos predecir con dos horas de antelación y muchísima fiabilidad cuándo va a empezar a llover en una calle concreta de una ciudad porque contamos con una resolución espacial de unos 200 metros. En cuanto a la hora, no nos desviaríamos más de cinco o diez minutos”, apunta Carlos Alonso.

Sin embargo, su objetivo es anticipar esa previsión tan exacta hasta seis horas antes de que ocurra, algo que podrían conseguir en esta segunda fase incluyendo las señales de los móviles. De hecho, esperan tenerlo a punto “antes de acabar este año”, tanto en México como en España, donde tienen un acuerdo con un operador de telefonía móvil para realizar las pruebas en la zona de Levante.

Si todo va bien, el proyecto de Wireless DNA revolucionará el nowcasting, término que se usa en meteorología para las previsiones a muy corto plazo. Hasta ahora, lo más destacado en este campo son los radares meteorológicos, que localizan precipitaciones y estiman las trayectorias de las tormentas tratando de estimar si descargarán en forma de lluvia, nieve o granizo.

El problema es que esta tecnología tiene costes muy elevados, aunque hay quien se la pueda permitir. Por ejemplo, en la Fórmula 1 trabajan con radares meteorológicos. ¿Y cuánto vale el sistema de la empresa balear? “Trabajamos con los datos de redes que ya están desplegadas, así que el coste es casi cero”, destacan, “si tratásemos de desplegar otro tipo de red tecnológica que hiciese algo parecido, resultaría carísima”.


El sistema usa los datos de las redes de telefonía de los operadores. (Reuters)

De hecho, consideran que gran parte de su mercado puede estar en países en vías de desarrollo. “En algunos sitios no hay redes de observación meteorológica y falta información que es esencial, por ejemplo, para la aviación. Sin embargo, en todas partes están desplegadas las redes de telefonía móvil porque este servicio lo utiliza todo el mundo”, comenta José Mañas, pensando en que sus potenciales clientes son tanto las administraciones públicas encargadas de las previsiones del tiempo como los propios operadores de telefonía, que pueden ofrecer un servicio extra. Además, el sistema también sirve para detectar ineficiencias de las redes y ayudar a mejorarlas.

Asimismo, “la tecnología 5G traerá servicios muy dependientes de la meteorología, como los vehículos autónomos, los vuelos de los drones o las energías renovables”, comentan. La precisión a escala local va a ser esencial para mejorar todos estos sistemas. Por eso, “nuestra propuesta está abierta a integrarse en el internet de las cosas”.

En particular, el sector del ocio al aire libre va a demandar unas previsiones del tiempo extremadamente precisas, tanto para evitar situaciones de riesgo en actividades de excursionismo y deporte de alta montaña, como para prever la suspensión de un concierto. Por eso, el próximo despliegue de las redes 5G beneficiará el desarrollo de esta iniciativa en un doble sentido: por una parte, tendrá más datos que capturar de la red de telefonía; por otra, la información de precisión que ofrece será cada vez más demandada.

Publicado en El Confidencial Autor José Pichel

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